Odio al demonio: un don de la Providencia

 

Plinio Corrêa de Oliveira

 

Como enseña San Luis Grignion de Montfort, en la única enemistad establecida por Dios, Nuestra Señora aparece con lo más terrible de su poder vuelto contra el demonio y sus secuaces, y con aquella maldición de Madre que arrasa hasta los fundamentos del reino de él.

Es lindísima la idea de que, ya en el Paraíso Terrestre, cuando la Santísima Virgen existía apenas en la mente divina, Dios la adornó de algo a la manera de un instinto antidiabólico con vistas al demonio serpenteando en el Edén.

En efecto, la primera característica de María frente al demonio es el odio. Siendo Ella llena de gracia, así también lo fue de odio contra ese maldecido enemigo de Dios. El odio santo es, evidentemente, un don de la Providencia. Ahora bien, Nuestra Señora está llena de los dones divinos, luego, también de odio al demonio.

La clarividencia concedida por Dios a María para descubrir la malicia de la antigua serpiente es la virtud evangélica de la astucia, recomendada por Nuestro Señor, que combate y liquida la argucia diabólica.

Sin duda, la Virgen Santísima pasa la eternidad haciendo el bien sobre la Tierra. Pero una forma de María hacer el bien es dar látigo, castigar al demonio y a sus empedernidos agentes humanos.

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(Revista Dr. Plinio, No. 281, agosto de 2021, p. 36. Editora Retornarei Ltda., São Paulo. Extraído de una conferencia del 7/9/1994).

Last Updated on Thursday, 31 March 2022 00:29